Cartas cruzadas, Ana Alejandre

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miércoles, 7 de septiembre de 2016

"El salón I", de Otto Dix                                                        

"El salón I", de Otto Dix
 Ana Alejandre                                                                           

En esta obra, pintura al oleo, cuatro prostitutas esperan sentadas alrededor de una mesa la llegada de los clientes, lo que sugiere la cortina que parece dar paso al salón a través de una puerta.

Las cuatro son ya mayores y, por ello, con el maquillaje intentan ocultar los rasgos de la madurez,incluso de la vejez que se adivina en la que está sentada a la derecha, en primer plano.

Lo grotesco de esta imagen es la evidente contradicción entre la oferta de sexo mercenario de estas desdichadas mujeres, quizás viudas o madres de soldados muertos en la guerra, que tienen que luchar con los estragos de la edad, la necesidad económica y la sensación anticipada de derrota que se insinua en la actitud de espera de posibles clientes que no llegan al prostíbulo. Ellas también pueden ser víctimas de la guerra que acababa de asolar a Europa pocos años antes de ser creada esta obra que data de 1921.

Las carnes macilentas, ocultas por el excesivo maquillaje y los tocados baratos, no pueden ocultar la belleza marchita de las cuatro que apenas esconden tras las prendas translúcidas e, incluso, una de ellas desnuda ante el espectador sus pechos, la mujer situada a la izquierda, como una oferta desesperada ante la falta de clientela y, por tanto, de ingresos.

Dix no sólo quiso retratar los horrores de la guerra que conoció de primera mano, sino también los de posguerra como eran esos seres desarbolados que quedaron con la vida rota después de conflicto bélico en el que perecieron millones de personas y muchos más millones quedaron para siempre en la cuneta de la vida sin horizontes ni esperanza.

Él deseaba llegar a conocer bien los más oscuros meandros de la condición humana, entre ellos de la vida marginal de las prostitutas, pues como afirmaba:  “Quizá fui una persona curiosa. Necesitaba presenciarlo todo con mis propios ojos. Y es que soy un realista, sabe usted, que necesita verlo todo con sus propios ojos para constatar que es así...Tengo que presenciar en persona todos los abismos insondables de la vida.” Esa vida que conoció de cerca para poder expresar mejor la miseria, el dolor, la desesperación y, en definitiva, la vulnerabilidad del ser humano cuando el destino le juega una mala pasada que le trastoca la vida como a tantas víctimas de la guerra, de sus horrores y miserias.

"El salón I" está expuesto en el Museo de Arte de Stuttgart junto a la mayoría de su obra. La otra obra homónima "El salón II", está desaparecida o ha podido ser destruida junto a otras obras de Dix por el movimiento nacionalsocialista, pues los temas relativos a la prostitución escandalizaron más a los nazis que la obra de Dix dedicada a los horrores de la guerra.


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