Cartas cruzadas, Ana Alejandre

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sábado, 8 de septiembre de 2012

Cabezas grotescas, de Leonardo Da Vinci

por Ana Alejandre

En esta obra de Leonardo Da Vinci, con el título de Cabezas grotescas,  un dibujo en sepia de pequeñas dimensiones: 25,6 x 20 cms, fechado en 1490,   se pone en evidencia el concepto que de lo grotesco tenía el artista y que se manifiesta en los rasgos exagerados, definidores y casi caricaturesco de los cinco personajes que están retratados en este cuadro, haciendo más patentes los signos  de deterioro de la vejez en la figura de la izquierda que aparece con una boca desdentada; así como, aquellos elementos que son inapropiados por extemporáneos o inadecuados para el momento, lo que aparece representado en la corona de laurel del personaje central que parece más apropiado para un momento festivo o burlesco. Otro elemento que define lo grotesco, presente en esta obra, es la manifestación exultante, casi obscena, de las bajas pasiones, reflejadas, en esta ocasión, en la figura del hombre que grita iracundo, la última figura al fondo a la izquierda, y en los otros dos rostros aparece nítidamente representada la ruindad y la estulticia en gestos que hablan por sí solos. Los tonos oscuros y sombríos que ofrecen muchas obras del género grotesco, en esta ocasión han sido sustituidos por el color rojizo de la sepia.
Leonardo Da Vinci siempre tuvo un gran interés y una evidente fascinación por los rostros, a los que pintó de muy diferentes formas, teniendo como modelos tanto a ancianos decrépitos como a niños de corta edad, haciendo varias serie de caricaturas para expresar mejor lo que los propios rostros reflejaban, como matiz diferenciador unos de otros, y en los que se puede ver la verdadera naturaleza, las pasiones, los bajos instintos y hasta lo  más sublime del alma, si es la penetrante mirada de un artista el que contempla y plasma, después, la idiosincrasia humana a través del sabio manejo de  sus pinceles y su genio creador.
            Leonardo Da vinci, maestro florentino y uno de los más grandes artistas del Renacimiento, no sólo fue pintor y escultor, ingeniero, sino también arquitecto y científico, llevado a todas estas disciplinas por su entusiasta amor por el arte, el conocimiento y la investigación. Fue innovador en el campo de la pintura e inspiró la evolución del arte italiano durante más de un siglo después de haber fallecido; pero, además, abrió nuevos caminos a la investigación dentro del campo de la anatomía, hidráulica, arquitectura, ingeniería y óptica que sirvieron de base e impulso para los nuevos avances de la ciencia actual.
            

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